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miércoles, marzo 3, 2021
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Poemas de tristeza

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En un día triste hasta los colores más vívidos pueden parecer grises. La tristeza tiene un profundo efecto en los sentimientos, pensamientos y actitudes de una persona. Aunque no está mal sentirse triste en algún momento. La tristeza continua puede traer serias consecuencias emocionales y de salud.

Si necesitas encontrar el verdadero estado de tus emociones y saber exactamente lo que sientes. Estos poemas de tristeza son una ventana que te guiará a la salida emocional que necesitas. No se trata de alargar tu sufrimiento con frases que te recuerden el dolor. Más bien, es explorar en tu interior hasta darte cuenta que es posible superar la tristeza.

Estos poemas son la fuente de inspiración para que logres olvidar tus penas, frustraciones, amarguras, decepciones, etc. Se han recopilado los mejores poemas con frases imprescindibles que llegarán a lo más profundo de tu corazón. Sin importar el origen de tu tristeza, disfrutarás de hermosos poemas con los que puedes interpretar tus sentimientos.

Estos son los poemas más célebres de la historia que se consideran una verdadera obra de arte.

Alba Mi corazón oprimido Siente junto a la alborada El dolor de sus amores Y el sueño de las distancias. La luz de la aurora lleva Semilleros de nostalgias Y la tristeza sin los ojos De la médula del alma. La gran tumba de la noche Su negro velo levanta Para ocultar con el día La inmensa cumbre estrellada. ¡Qué haré yo sobre estos campos Cogiendo niños y ramas Rodeado de la aurora Y llena de noche el ama! ¡Qué haré si tienes tus ojos Muertos a las luces claras Y no ha de sentir mi carne El calor de tus miradas! ¿Por qué te perdí por siempre En aquella tarde clara? Hoy mi pecho está reseco Como una estrella apagada.

Curriculum El cuento es muy sencillo usted nace contempla atribulado el rojo azul del cielo el pájaro que emigra el torpe escarabajo que su zapato aplastará que su zapato aplastará valiente usted sufre reclama por comida y por costumbre por obligación llora limpio de culpas extenuado hasta que el sueño lo descalifica usted ama se transfigura y ama por una eternidad tan provisoria que hasta el orgullo se le vuelve tierno y el corazón profético se convierte en escombros usted aprende y usa lo aprendido para volverse lentamente sabio para saber que al fin el mundo es esto en su mejor momento una nostalgia en su peor momento un desamparo y siempre siempre un lío entonces usted muere. Mario Benedetti

Al triste 

Ahí está lo que fue: la tercera espada
del sajón y su métrica de hierro,
los mares y las islas del destierro
del hijo de Laertes, la dorada
luna del persa y los sin fin jardines
de la filosofía y de la historia,
El oro sepulcral de la memoria
y en la sombra el olor de los jazmines.
Y nada de eso importa. El resignado
ejercicio del verso no te salva
ni las aguas del sueño ni la estrella
que en la arrasada noche olvida el alba.
Una sola mujer es tu cuidado,
igual a las demás, pero que es ella.

Jorge Luis Borges

Desmayarse, atreverse, estar furioso 

Desmayarse, atreverse, estar furioso
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

Lope de Vega

Me sobra el corazón 

Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.
Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos de mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.
No puedo con mi estrella.
Y busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.
Si no fuera ¿por qué?... no sé por qué,
mi corazón escribiría una postrera carta,
una carta que llevo allí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y ahí te quedas, al mundo le diría.
Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría.
Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo tenderlos hacia más.
¿No veis mi boca qué desengañada,
qué inconformes mis ojos?
Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con qué tijeras?
Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.
Me sobra corazón.
Hoy, descorazonarme,
yo la más corazonada de los hombres,
y por el más, también el más amargo.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.

Miguel Hernández

Vuela la noche antigua de erecciones 

Vuela la noche antigua de erecciones,
Muertas, como las manos, a la aurora.
Un clavel prolongado desmejora,
Hasta empalidecerlos, los limones.
Contra lo oscuro cimbran esquilones,
Y émbolos de una azul desnatadora
Mueven entre la sangre batidora
Un vertido rodar de cangilones.
Cuando el cielo se arranca su armadura
Y en un errante nido de basura
Le grita un ojo al sol recién abierto.
Futuro en las entrañas sueña el trigo,
Llamando al hombre para ser testigo...
Mas ya el hombre a su lado duerme muerto.

Rafael Alberti

Mañana lenta 

Mañana lenta,
cielo azul,
campo verde,
tierra vinariega.
Y tú, mañana, que me llevas.
carreta
demasiado lenta,
carreta demasiado llena
de mi hierba nueva,
temblorosa y fresca,
que ha de llegar —sin darme cuenta—
seca.

Dámaso Alonso

Bendita 

Bendita seas, porque me hiciste
amar la muerte, que antes temía.
Desde que de mi lado te fuiste,
amo la muerte cuando estoy triste;
si estoy alegre, más todavía.
En otro tiempo, su hoz glacial
me dio terrores; hoy, es amiga.
¡Y la presiento tan maternal!...
Tú realizaste prodigio tal.
¡Dios te bendiga! ¡Dios te bendiga!

Amado Nervo

Soledad astral


La calma se hace fría
del cosmos absoluto
y en el viñedo oscuro
se frena el devenir.
Entre la noche brillan
estrellas parpadeantes
y la luna danzante
va plateando la vida.
El humo del cigarro
se marcha de mi boca
para abrirse en las hojas
manchadas de su gris.
Entre esta lejanía
los astros van despacio
mis pensamientos raudos
y tú no estás aquí.
Busco el universo
recuerdos con tu rostro
que me penetran como
un toro al carmesí.
Todo se hace en silencio
como en silencio nacen
ocasos por las tardes
y las nubes de abril.
En silencio me hundo
más mi corazón grita
poniendo de rodillas
de mi alma, su confín.
Se fracturó mi vida
el cuento se ha acabado
y ya no hay colorados
para este colorín.

Doble Zero

Tengo miedo

Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazón un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.
Tengo miedo -Y me siento tan cansado y pequeño
que reflejo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha habido una estrella.)
Sin embargo, en mis ojos una pregunta existe
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!
Se muere el universo de una calma agonía
sin la fiesta del Sol o el crepúsculo verde.
Agoniza Saturno como una pena mía,
la Tierra es una fruta negra que el cielo muerde.
Y por la vastedad del vacío van ciegas
las nubes de la tarde, como barcas perdidas que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.

Y la muerte del mundo cae sobre mi vida.

Pablo Neruda

 

La vida se me va, quién sabe a dónde

La vida se me va… Quién sabe a dónde
con la luz parte… Sigilosamente
de mí se aleja sin decir a dónde.
Lo mismo que un amigo
que me abandona sin decir palabra,
que me abandona en soledad conmigo.
Si le pregunto: ¿A dónde vas, a dónde?
se sonríe no más, plácidamente,
sin dejar de partir quién sabe a dónde.
Le grito con angustia:
Mírame aquí, viviente, vivo. ¿A dónde
quieres que te siga? -Y con risa mustia,
“Tú no eres yo” -doliente me responde.

Pär Lagerkvist

 

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